El Domingo de Ramos abre solemnemente la Semana Santa, con el recuerdo de las Palmas y de la pasión, de la entrada de Jesús en Jerusalén y la liturgia de la palabra que evoca la Pasión del Señor en el Evangelio de San Mateo.

El Domingo de Ramos abre solemnemente la Semana Santa, con el recuerdo de las Palmas y de la pasión, de la entrada de Jesús en Jerusalén y la liturgia de la palabra que evoca la Pasión del Señor en el Evangelio de San Mateo.

Ayer en la ciudad se celebraron cinco misas a las 8, a las 10 y a las 20 horas en la Iglesia San Miguel Arcángel, en tanto que a las 18,30 horas las celebraciones fueron en las Capillas San José y San Cayetano.

En la capilla San José el padre Fernando Sosa realizó la Bendición de los Ramos y presidió la procesión en la que los fieles llevaron los manojos de olivo y palmas y portaron carteles alusivos a la celebración mostrando una de las tradiciones litúrgicas que han dado origen a esta celebración alegre, multitudinaria y festiva que es imitación de lo que Jesús hizo en Jerusalén recordando la entrada a la ciudad como Rey pacífico. Luego se desarrolló la Santa misa con la lectura compartida de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo mostrando el gran contraste entre el camino triunfante de Cristo en el Domingo de Ramos y el Vía Crucis de los días santos, luego, en la homilía el padre Fernando se explayó sobre el doble significado de la cruz para los cristianos, la salvación y el amor.