
El Gobierno local lanzó talleres y ordenanzas para prevenir la adicción a los smartphones, enfocándose en la salud mental. La normativa en la ciudad de Toyoake limita el uso diario a dos horas.
El gobierno de Japón impulsa talleres y campañas educativas para promover hábitos tecnológicos saludables. La preocupación por la adicción a los smartphones en Japón dio paso a medidas concretas y novedosas. Aunque el país presentó cifras de uso diario inferiores a otras naciones, respondió con regulaciones municipales, campañas familiares y atención médica especializada, sobre todo entre jóvenes y adultos jóvenes.
Estas iniciativas buscan contener el impacto del abuso tecnológico y prevenir sus efectos negativos en la salud mental y social.
La adicción a los smartphones se afirmó como un desafío mundial. Según el World Economic Forum, existieron más de 4.500 millones de dispositivos activos y el tiempo promedio frente a la pantalla siguió creciendo.
Países como Filipinas, Brasil y Estados Unidos superaron las cinco horas diarias de uso promedio, lo que impulsó regulaciones sobre el empleo de estos dispositivos en escuelas y el acceso de menores a redes sociales. En Japón, el tiempo medio semanal frente al smartphone rondó las 20 horas, es decir, menos de tres horas diarias. Sin embargo, estudios oficiales advirtieron sobre la vulnerabilidad de los jóvenes a la dependencia digital.
Una encuesta del gobierno japonés reveló que quienes pasaron más tiempo conectados suelen experimentar soledad y otros síntomas de aislamiento. Para estudiantes de secundaria y universitarios, la tasa de conductas problemáticas relacionadas con el smartphone se elevó hasta el 25%. Este panorama forzó la búsqueda de intervenciones especialmente dirigidas a las nuevas generaciones.
Como respuesta directa a la preocupación social, en septiembre la ciudad de Toyoake, en la prefectura de Aichi, se convirtió en pionera al aprobar una ordenanza sobre el uso responsable del smartphone.
La normativa, dirigida a los 69.000 habitantes y principalmente a los menores de 18 años, recomendó limitar el tiempo de pantalla fuera del colegio a un máximo de dos horas diarias y propuso horarios de corte para los más chicos a las 21:00 y, para adolescentes, a las 22:00. El espíritu de la ordenanza no es punitivo, sino que incentiva la autorregulación y el establecimiento de reglas domésticas en consenso.
El alcalde Masafumi Koki explicó al World Economic Forum que la medida nació por la inquietud de padres cuyos hijos, a raíz del uso excesivo del smartphone, comenzaron a aislarse de la escuela y de actividades al aire libre.
Con esta iniciativa se busca generar diálogo familiar y una conducta más consciente frente a la tecnología desde edades tempranas. En línea con la normativa, algunas escuelas y asociaciones locales desarrollaron talleres para padres y adolescentes.
Entre los recursos ofrecidos se destacan aplicaciones de control parental y guías prácticas que ayudan a establecer hábitos responsables dentro del hogar, siguiendo recomendaciones del Ministerio de Educación japonés.
Japón también innovó en el ámbito sanitario. En junio abrió en Tokio la primera clínica ambulatoria dedicada al tratamiento de la llamada "demencia por smartphone", una condición que involucra síntomas temporales como pérdida de memoria y dificultad para concentrarse, derivados de la sobrecarga informativa.
El centro estima que entre 10 y 20 millones de japoneses podrían estar en riesgo por este tipo de trastorno. El proceso de atención arranca con un registro digital, continúa con entrevistas sobre hábitos diarios y concluye con la elaboración de rutinas más saludables. Los especialistas indicaron, si fuera necesario, medicación. Hasta julio, la clínica recibió unos 10 pacientes diarios, en su mayoría adultos jóvenes, lo que dio cuenta de la dimensión y actualidad del fenómeno.
En los últimos meses se incrementaron en Japón los casos de trastornos del sueño, ansiedad y dificultades de atención atribuidos al abuso de pantallas. En ese sentido, se recomendó evitar el uso de dispositivos durante las comidas y antes de dormir y potenciar espacios de actividad física o interacción social, prácticas que resultaron clave para prevenir secuelas a largo plazo.
La psicopedagoga Mariana Savid es diplomada en Educar en Cultura Digital y Neuroeducación para el Aprendizaje. En diálogo con Cadena 3, reflexionó sobre la necesidad de que los adultos también reconsideren su relación con la tecnología.
La especialista planteó la importancia de reconocer cuánto de nuestro tiempo en línea es realmente elegido y cuánto es capturado por los diseños de las plataformas.
"El algoritmo y lo que uno va siguiendo en las redes es lo que te va permanentemente teniendo atrapado", señaló. Además, advirtió sobre el impacto que esta situación tiene en la convivencia familiar, observando que "familias enteras, abuelos, padres e hijos, están cada uno con su dispositivo" y desconectadas entre sí.
Savid criticó que las prohibiciones en las escuelas son solo un "parche" y que es fundamental abordar el diseño de la tecnología y la falta de alfabetización crítica. "El problema para mí no es el celular, sino ese diseño, esa arquitectura que no entendemos", afirma. La psicopedagoga sostuvo que el uso de tecnología debe ser intencional y productivo, promoviendo el bienestar digital.
Finalmente, propuso el "reseteo digital" como una práctica que busca equilibrar la vida online y offline, fomentando una ciudadanía digital responsable. "Es una desconexión, pero no simplemente una abstinencia, sino un proceso pedagógico que nos entrena para observar, analizar y rediseñar nuestra interacción con lo digital", concluyó Savid.
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